"Los árboles son poemas que la Tierra escribe en el cielo. Los cortamos y los convertimos en papel, para poder dejar constancia de nuestro vacío". Kahlil Gibran

lunes, 8 de mayo de 2017

Martirio

Martirio se salva por segunda vez.
Hace años cuando me dirigía al trabajo bordeando el Río Guadalhorce, vi en la carretera una  Tortuga leprosa (Mauremys leprosa) intentando subirse a la mediana con sus patitas en constante rapidez. Temiendo que la atropellaran y aunque llegaba tarde, di la vuelta puse intermitente de peligro y la recogí, metiéndola en una caja y dejándola en el coche toda la mañana en el parking.

Al volver a casa el olor era a pescado podridillo pero ella feliz cuando la eché al estanque.

En los casi tres años o más que vivió en casa, la vimos solo tres veces. Salía para primavera y aparecía nadando en plena piscina haciendo brazas y disfrutando la primera de los días soleados de la Costa del Sol. Bien es cierto que en su momento tendría que haberla arrojado al Río, pero en mi jardin con tantas plantas, insectos, aves  y estanques la vida de Martirio no ha sido nada dura y abandonarla a su suerte despues de ver como estuvo a punto de morir, tampoco me parecía buena idea.

Hace unos días volvió a reaparecer y aunque Duque y Río andaban olisqueando y nerviosos, logramos sacarla del recinto de la piscina que no le corresponde y otra vez al estanque. Quien diga que son lentas, se equivoca porque nunca vi nada más veloz. Como logró subir escaleras y llegar a los dominios de Duque, mientras estaban solos en la casa,  será un misterio averiguarlo, pero lo cierto es que nada impidió que la cogiera, la zarandeara y la machacara contra el suelo, mientras mis hijas desesperadas que llegaban del Instituto se encontraban con semejante espectáculo y me avisaban llorando al trabajo sin saber que hacer.

Cuando llegamos mi marido y yo, Martirio sangraba y tenía dos grandes agujeros en su caparazón. Desde uno de ellos se veía el hueco profundo hasta su cuerpo y podía entrar dos de mis dedos en él.

Sin saber que hacer y despues de varias llamadas sin lograr nada favorable (Guardia civil; Veterinario; Seprona, Protectora El Paraiso, etc. ) la respuesta era que al ser una especie protegida no se responsabilizaba nadie, asi que ni corta ni perezosa busqué en internet y vi un video de como en un caso parecido limpiaban la herida con mecromina y con cera de vela se tapaba el agujero con mucho cuidado.

Asi lo hice, muy despacito fui haciendo una masa suave y blandita con la cera caliente y fui cubriendo su caparazón, era domingo y eso era todo lo que tenía y la única posibilidad de salvarla. Al rato Martirio corria por el césped al resguardo de los perros, pero no estaba en condiciones de andar suelta por el jardín.

Hicimos una especie de jaula para mantenerla a salvo hasta el dia siguiente en el que vinieron a buscarla del CREAS (Centro de Recuperación de Especies Amenazadas).  Ayer llamé y me dijeron que Martirio estaba bien. Me alegré un montón pues dos veces le salvé la vida y hoy vivirá libre en su habitat, aunque en mi casa disfrutó de un tiempo maravilloso en el gran estanque y la verdad es que la echamos de menos....



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